El Escorpión y la Tortuga

 Contexto: Charlando fraternalmente con un amigo sobre lo importante de la confianza mutua me invitó a escribir al respecto, el primer tema que pensé útil fue la fábula de la rana y el escorpión, corta y sencilla para introducción y luego elaborar con algo más personal. Mi sorpresa fue importante tras buscar orígenes y autoría de la misma. Quedo frente a un texto compilatorio del s. XV proveniente de India llamado “Las Luces de Canopus” (Segunda Estrella más visible en el cielo, Agastya para los hindúes y javaneses un sabio austero promotor del balance, incluso con varias similitudes a Thoth) con autoría de Anvar I Suhaili traducido por un inglés llamado Edward B . Eastwick en la época de colonia durante el s. XIX. Entusiasmado, me puse a traducirlo al español por la carga simbólica y las continuas invitaciones a reflexionar a lo largo del relato. El título y texto son uno en la fuente original de ahí cierta omisión inicial en el primer párrafo. 


Una vez les sucedió que en obediencia a una exigencia, se vieron obligados a emigrar de su país, y en compañía de otro, se buscó una morada más segura. Por casualidad su camino yacía a través de un poderoso y vasto río que interceptaba su paso, y como era imposible que el Escorpión cruzara el agua, permaneció horrorizado. La tortuga dijo: "¡Querido amigo! ¿Qué te ha sucedido que has dado el collar del manto de la vida en la mano del dolor, y arrebató el borde de tu corazón de alegría y regocijo? El Escorpión respondió: “¡Oh hermano! ansiedad como al pasar esta agua me has arrojado al torbellino de la consternación. No es posible cruzar el agua, ni la separación de mi amigo que pueda soportar”.

COPLA

Tú sigues adelante, y solo yo estoy muy afligido. ¡Es extraño que me demore y sobreviva a todo esto despojado!

La Tortuga dijo: “No te angusties, porque te llevaré sin molestias a través del agua a la orilla; y haciendo un buque de mi espalda te protegeré de la calamidad con mi pecho, porque es una lástima ganar un amigo con dificultad, y dejarlo ir con indiferencia".

COPLA

Vamos! Y con todo tienes un amigo seguro, y no dejes que nada le venda tu encanto.

Entonces la Tortuga, habiendo tomado el Escorpión en su espalda, se lanzó al agua, y partió. En medio del nado, un sonido llegó al oído de la Tortuga y percibió un golpeteo hecho por el Escorpión. Preguntó: "¿Qué ruido es este que oigo y qué operación es esta en la que estás empleando a ti mismo?” El Escorpión respondió: “Estoy probando la punta afilada de mi aguijón contra la armadura de tu cuerpo”. La tortuga conmocionada exclamó:

“¡Oh infeliz insensible! Yo, por ti, he arrojado mi vida en el remolino del peligro, y con la ayuda de la barca de mi espalda estás cruzando esta agua; si no te sientes obligado por el favor y permites sin peso para nuestra antaña compañía, ¿cuál es al menos la razón de la picadura, cuando además es positivamente seguro que ninguna herida me alcanzará por esta acción, y que el aguijón que lacera el corazón no tendrá ningún efecto sobre mi mármol atrás?”

COPLA

"Es como si le dolieran repentinamente las manos y el corazón que, con ira ciega, se esfuerza por golpear una pared".

El Escorpión respondió: "Dios no permita que sentimientos como estos acercarse a mi mente en todo el curso de mi vida o debería haberlo hecho alguna vez así que no es más que esto, que mi naturaleza incita a picar, ya sea que hiera la espalda de un amigo o el pecho de un enemigo”.

ESTROFA

El que se acostumbra a hacer el mal, el mal inclinado se manifestará contra su voluntad.

El escorpión impotente contra una piedra, dará a conocer, tarde o temprano, su hábito punzante. La tortuga reflexionó así: "Verdaderamente los sabios han dicho que acariciar un carácter tan básico es dar el propio honor al viento, e involucrar al propio yo en la vergüenza".

COPLA

“Quizás no tengamos rencor a sembrar el fango con gemas y oro. Pero desde nuestro principio básico nuestra bondad y nuestro favor debemos retener”.




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